Cuando me dicen que el Kirchnerismo en el gobierno tuvo una lógica de amigo-enemigo coincido. Si acompañabas sus políticas podías recibir sus beneficios pero si osabas criticarlas u oponerte te esperaba la oscuridad. Esto pasó a todo nivel. Abajo y arriba. Entre militantes legisladores y gobernadores. El látigo impregnado de ideología llegaba a todos lados y, me parece, iba generando resentimiento y sed de revancha.
Estos días pasó algo que debemos repudiar fuertemente. En Villa Crespo se inauguró un local de #Nuevoencuentro el partido del ultrakirchnerista Martin Sabatella. En medio del acto alguien los atacó a tiros!!! De casualidad solo hubo 2 heridos leves. La policía sospecha de algún vecino de un edificio cercano.
¿Por qué hizo eso? Acá es donde aparece la hipótesis del ODIO. Alguien cansado, cargado de rencor tomó este camino. Horrible…
Nada pero nada justifica lo de Villa Crespo aunque tengo la impresión de que aquellas formas y procederes, lamentablemente, cargaron a la sociedad de odio y revanchismo. Peligrosísimo.
El maltrato K tenía muchas variantes. La más visible eran las cadenas nacionales de la Presidenta. Venían con fuertes dosis de malhumor, ironía, siempre ligábamos largos retos desde el atril. Ella contaba su versión de los hechos y no dejaba espacio para la duda. Su gobierno hacía todo correctamente. La culpa era de los otros. En los últimos años todo fue peor. Era el relato y sus formas, sin un gramo de autocrítica.
En Mar del Plata, atacaron un local de #LaCampora a escopetazo. Fueron 5 balazos de madrugada cuando no había nadie. Ya habían sufrido pintadas y huevazos.
Directa o indirectamente la violencia bajaba desde lo más alto del poder. El «vamos por todo» era llevarse puesto todo y a todos lo que no eran del palo de ellos…Ahora con otros ocupantes temporarios del poder, los mensajes deben ser muy claros para detener estos episodios.
No son pocos los estudiosos del tema que suponen que el clima social era una especie de olla a presión que con el cambio de gobierno encontró una vía de escape. Si no suenan fuerte las alarmas desde lo más alto del poder de turno podríamos entrar en una espiral de violencia que debemos frenar YA¡
El odio
