Todos vivimos por y para las redes sociales. Quién más, quién menos usa alguna, las chusmea, mira la vida de otros, o muestra su intimidad. Están los que viven de las redes y están los que las usan para hacer el mal, para insultar, para mentir, para acusar sin pruebas. Para bien o para mal las redes sociales existen, llegaron para quedarse.Lo más negativo está a la vista y resulta nefasto leer mentiras, agravios anónimos, descalificaciones, etc.
Sin embargo bien usadas son valiosísimas, ayudan y hasta pueden cambiarle la vida a alguien.
En Tucumán todos los días Mauro limpia vidrios en una esquina de la ciudad. Vive de los pesos que junta. Algunos días no va solo,lo acompaña Guadalupe, su hija de 5 que, mientras su papá limpia vidrios, hace los deberes recostada contra un árbol.
Un vecino pasa ve la escena y toma una foto. Esa foto va a sus redes sociales y nace una telaraña por donde viaja esa imagen. Miles y miles la ven. Acá y en el exterior. Todos nos enteramos de ese papá y su hija, de sus dramas, de sus necesidades…
Mauro y Guadalupe se vuelven VIRALES. Desde USA le envían ayuda económica y Mauro puede comprarles ropa a su esposa y sus 2 hijos. Llega un ofrecimiento laboral para su esposa que empieza a trabajar. Un empresario que lee la historia contrata a Mauro que se convierte en ayudante de albañil; así logran alquilar una vivienda. La felicidad los invade…
La foto y las redes sociales cambiaron sus vidas, en este caso para bien.
Foto crédito fbk /Alvaro Romero
Foto portada crédito Tn
