En esta zona de Quilmes oeste cerquita del arroyo san francisco viven los olvidados. Esta categoría de habitantes del conurbano fue creciendo, lamentablemente, hace muchos años.
Cada vez que llueve los olvidados pasan a vivir en un chiquero. Estoy en el cruce de 888 y la 825. De pronto el asfalto desaparece y lo que sigue es pura tierra con piedras, todo desnivelado. No entiendo y nadie sabe explicarme por qué no pudieron continuarlo si la calle sigue y no es de ahora, hace más de 10 años que se «olvidaron» de seguir asfaltando. Entonces en el mismo barrio La Matera hay calles de primera y de segunda y si llueve las calles de segunda se ponen un desastre pero además huelen mal. Muy mal.
Llevo botas. Menos mal porque el barro tiene buena profundidad y me hundo por arriba del tobillo. Hay mucho barro pero el agua ya se fue y lo quedó es tal vez peor.
Veo 3 o 4 montículos de tierra en las cuadras malolientes. Me cuentan los vecinos que ponen de su bolsillo para pagar los camiones que traen tierra con lo que tratan de nivelar para que parezca un camino. La municipalidad no lo hace. Lo hacen ellos que además le pagan impuestos a la Municipalidad de Quilmes. Les cuesta $400.- por casa.
Piso y me hundo y una nube del peor olor me acompaña. Es insoportable.
– No es barro lo que pisas-, me dice un vecino desde la puerta de su casa- Lo miro como si no entendiera, entonces me aclara:
– Eso viene de lo que sale de la cloaca no terminada. Es caca…
El olor me perfora la nariz y tengo arcadas. Me tapo la boca pero es igual.
La lluvia desborda todo y lo que está abajo sube a la superficie. Para los que viven por acá no es ninguna novedad y después de cada tormenta fuerte conviven con la mierda en las calles durante días.
Los olvidados se han resignado hace años. Son sumisos. Se acostumbran al chiquero. Han reclamado pero no lograron nada y así va pasando el tiempo
Lo veo en Quilmes pero los olvidados están por todos lados. Pueblan nuestro conurbano en la medida que los funcionarios de turno no hacen bien su trabajo.